domingo, 6 de abril de 2008

PAISAJE


A esta cárcel de apariencias y venalidad, acuden a veces instantes mágicos, que sorprenden al ser atrapado, y lo transforman por un tiempo acotado, en un liberto o en un libertario. Esta experiencia, de pretendida repetición, construye una realidad fantasma que se instala como condimento revolucionario en el espíritu ascendido, y lo lleva a observarse, a contemplarse en el otro.
De este ejercicio narcisista, participan personajes circunstanciales, que fueron testigos o víctimas de los conjuros pronunciados abiertamente por los que habitaban las prisiones, antes o durante el otrora aquelarre intelectual.
El tiempo que transcurre entre los tiempos aparentes, se puede medir en emociones, la eternidad no reconoce voluntades y no hay resignaciones efímeras.
Ocurre esporádicamente, que las actualidades desconocen los hechos por los cuales son construidas y aquella realidad fantasma, se convierte de buenas a primeras en un recuerdo recurrente, que miente una liberación, entre lo venal y lo aparente.


Pablo Martini (noviembredosmilseis)
Imagen: Retrobizarro (Peyote)

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