martes, 20 de noviembre de 2007

Fabián San Miguel



Sueño 800

SUEÑO 848 /

hace calor. Las manos reflejan los códices secretos de un cuchillo. Alaridos negros desvelan mi inocencia. Se agrietan. Cortan, sin estorbar en la penumbra, las miradas y los cordones. Parece que me abandono a un sacrificio. Las sábanas se transforman en sílabas, donde nunca antes las hubo. Divago, entre pasillos enormes, la ausencia del silencio se vuelve fetal. En el interior de la noche, un bosque da a luz una tormenta de párpados. Abrazo mis piernas encogidas y siento un dolor en lo profundo del vientre. Algo se desgarra. Apoyo mi cabeza en un callejón de alfileres. Descanso, junto a los huesos de insectos nocturnos.

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